- Pero mamá, es Otelo, tengo que verla- Insistió la rubia de brillantes ojos claros mientras
ponía su mejor cara de súplica.
-¡Abigail
Digman!- Exploto cansada la Señora Digman. Manejaba por las sinuosas calles de Sídney,
apretando el manubrio con fuerza y dirigiendo una mirada de enfado a la
carretera, que nada tenía que ver con su disgusto- Esto es tu culpa, así que
vas a cumplir tu castigo-
-Te lo dije
millones de veces mamá- Replico su hija con una expresión de cansancio en el
rostro- Yo no estaba fumando en el baño, eran esas…chicas que se pintan los
ojos tan negros que parece que fueran a un velorio- Se cruzó de brazos y clavo
la vista al frente al igual que su madre.
-No sé si
estabas fumando o no, y quiero imaginarme que no, pero el director te impuso un
castigo y lo vas a cumplir- Sentenció la Señora Digman mientras buscaba un
lugar en donde estacionar su auto.
-Pero…
-Pero nada-
Sentenció mirando a su hija directamente a los ojos - ¿Querés estar en la obra
de la escuela?
Abby
asintió sin devolverle la mirada.
-Entonces
vas a hacer lo que te digan y punto.
La rubia
suspiro derrotada y bajo del auto arrastrando los pies hasta la gran entrada
del Sydney Festival.
Junto al
puesto de limpieza la esperaba su profesor Johnson de la clase de química
avanzada que posiblemente nunca aprobaría.
-Muy bien
Digman, bienvenida al castigo. Le prometo que no va a tener que limpiar mucho,
la gente en Sídney es limpia y además tenes ayuda-
El
profesor, de espesos bigotes negros señalo a una pequeña chica junto a él que
la miraba a través de sus lentes. A pesar del grosor de los vidrios, todavía se
podían apreciar sus ojos color verde. La castaña ya tenía en sus manos una
bolsa para poner la basura y un palo con punta afilada para juntarla. Pronto el
profesor le tendió a Abby su propio equipamiento.
-Esto es
horrible- Se quejó la rubia mientras tomaba sus elementos de trabajo.
-Es para el
bien de la comunidad – Intentó consolarla Johnson – Además, pensá que estamos
todos juntos en esto-
Abby fingió
una sonrisa para que el hombre se largara antes de que se le escaparan los
pensamientos que rondaban su cabeza.
Por
supuesto que para él esto no era un castigo, después de todo el Señor Johnson
era un nerd con todas las letras,
cualquier actividad ridícula al cuidado de adolescentes era mejor que su
habitual rutina dominguera de leer viejas novelas rosas en su aislado
departamento.
Por fin el
profesor se alejó con la excusa de ir en busca de más bolsas de consorcio y las
chicas se quedaron solas.
-Hola, soy
Abby Digman- Se presentó la rubia mientras se disponían a realizar su tarea.
-Cassie
Bright-
-¿Y a vos
por qué te castigaron?- Le pregunto Abby para iniciar una conversación. Era de
esas personas con una habilidad innata para iniciar conversaciones. Sin
embargo, su pequeña compañera no estaba muy interesa en sociabilizar y se lo
demostró con su respuesta simple y concreta.
-No me
castigaron-
-¿Entonces
por qué estás haciendo trabajo comunitario un domingo por la tarde?-
-Se vería
bien en mi curriculúm-
Cassie pinchó una lata de coca-cola y la metió en la bolsa –Ya sabes, para la
universidad-
-¡Pero es
el Sydney Festival!- Exclamó indignada- Hay música, teatro, juegos, tantas
cosas. Ya vas a tener tiempo para hacer buena letra-
Cassie dejo
de trabajar por un minuto para mirar a su compañera. No entendía por qué la
famosa Abby Digman se interesaba en su vida si en la escuela ni siquiera se
detenía a mirarla, ni creía que supiera que existía hasta ahora. Tampoco
entendía por qué seguía contestándole.
-No me
importa todo eso. Para mí esto es más importante-Argumentó.
Abby puso
los ojos en blanco- Como quieras pero yo ya estoy planeando la forma de escapar
por unas horas- Le advirtió la rubia- Hoy van a representar Otelo de Shakespeare
y no me lo puedo perder.
Cassie no
le dio importancia al último comentario. Por supuesto que sabía quién era Shakespeare,
había leído muchos de sus libros incluyendo a Otelo, pero el teatro no era una
de sus actividades favoritas.
…..
Calum
caminaba junto a sus tres amigos, los rayos de sol que iluminaban el predio
golpeaban su piel con suavidad. Sólo en ese momento se percató de lo mucho que
había extrañado el sol. Hacia no más de una semana que habían terminado de
tocar como banda telonera de una banda de pop llamada One Direction.
No podía
negar que la experiencia había sido estupenda.
Después de todo, no muchos adolescentes de 17 años tienen la posibilidad
de alardear sobre sus viajes alrededor del mundo junto a sus mejores amigos.
Pero tampoco podía negar que era bueno estar en casa, y justo a tiempo para el
Sydney Festival.
-Five
Seconds Of Summers sueltos en el Sydney Festival – Exclamó su amigo Ashton
acompañado por su tono risueño tan particular -¿Qué hacemos primero?-
Su otro
amigo Mike, quién llevaba el cabello teñido de color rosado alzó su dedo al
cielo mientras sus ojos brillaban- ¡Eso!
Los demás
siguieron la dirección del dedo de Mike hasta una montaña rusa de dimensiones
colosales que se alzaba ante ellos en todo su esplendor.
Calum se
encogió de hombros- Ustedes adelántense, después lo alcanzo-
-Por favor Calum – Lo molestó Luke, el único
rubio de la banda – No me digas que te da miedo-
El castaño
lo fulminó con la mirada – Prefiero ver las bandas, escuche que The 1975 va a
estar tocando algunas canciones nuevas-
Mike hizo
ademán de comentar algo pero se vio interrumpido por Ashton.
-Es una
lástima – Dijo apoyando la mano sobre sus hombros – Si nos necesitas, ya sabes
dónde encontrarnos-
El castaño
asintió y observó como sus amigos de alejaban y perdían entre la multitud de
familias. Luego, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el escenario
situado justo en el centro del predio.
No tardó
demasiado en encontrar a la corriente de muchedumbre cercana al escenario, por
lo que pronto se vio obligado a disminuir su marcha para acoplarse a la fila de
concurrentes. Iba detrás de una chica morocha que hablaba por teléfono. Sin
poder contener la curiosidad oyó parte de su conversación
Calum
agudizo su oído para poder oír mejor.
-No me va a
pasar nada por venir a un concierto sola….te lo prometo…Adiós- Finalizo la
llamada y se giró con rapidez, encontrándose así a Calum quién silbaba
disimuladamente.
….
En el
parque de juegos del Sydney Festival, Summer Aworth intentaba encontrar la
mejor perspectiva para fotografiar los esplendidos fuegos artificiales que
brillaban en el anochecer de esa hermosa tarde.
Con la
delicadeza de una madre apoyó el nuevo lente óptico (un regalo de su madre por
su cumpleaños) en la mano izquierda mientras que con la derecha sostenía su
cámara Nikon profesional.
Esperó las
centésimas de segundos necesarias para que el enfoque fuera ideal, luego configuró los últimos
ajustes, su posición le brindaba la mejor luz posible. Oyó el silbido de los
fuegos artificiales surcando el cielo, con la yema del dedo índice rozó el
disparador. Contuvo la respiración mientras los primeros juegos de luces se
formaban, era el momento perfecto, decidida presionó el botón…
-Mike, te
reto a comer tres hamburguesas antes de subir –
Un chico
castaño apareció por el mirador de la cámara en el instante justo en que Summer
había tomado su foto.
-¡Cuidado
idiotas!- Grito a los chicos que habían arruinado su perfecta foto. Sin
embargo, los chicos no pudieron oírla sobre el bullicio de la multitud, por lo
que siguieron avanzando ajenos a sus quejas.
La chica
bufó. En todo el día no había logrado sacar una foto que satisficiera sus
expectativas. Todas ellas dejaban mucho que desear y eso la enfurecía. En la
escuela, profesores y alumnos la alababan por sus magníficas tomas, pero estas últimas iban a ser el fiasco. Si
tan solo esos estúpidos chicos no hubieran arruinado su última esperanza….
Enfurruñada
camino con paso firme por el parque. Todavía no se daría por vencida, quedaban
unas horas más de atardecer para aprovechar esa asombrosa luz. Solo algunas
fotos más y volvería a casa.
….
-Cassie te prometo que te lo voy a recompensar- Volvió a repetir Abby.
-Si, sí, eso ya me lo dijiste – Respondió ella mientras acomodaba sus
lentes - Ahora apúrate antes de que me
arrepienta.
-Gracias- Fue lo último que dijo Abby antes de salir corriendo hacia la
carpa donde pronto comenzaría la
representación de Otelo.
Cassie la observó hasta que su silueta se perdió entre las sombras. Si
el profesor Johnson volvía a inspeccionar que estuvieran trabajando ella diría que Abby había tenido
que correr al baño por una urgencia. Si por alguna razón el plan se complicaba
Cassie debía llamar a Abby para informarle las complicaciones.
La morocha se regañó a sí misma por haber cometido tal imprudencia.
Estaba arriesgando la confianza del Señor Johnson, su intachable conducta y
sobre todo, los créditos extras para la universidad. Todo por el alma frívola
de Abby Digman, la chica que después de cuatro años de secundaria se había
dignado a percatarse de su existencia. Pero de todas formas, no se arrepentía,
alguna estúpida voz dentro de su conciencia le decía que había hecho lo
correcto y que en el fondo, la rubia no era tan mala como parecía.
Abby desacelero la marcha unos metros antes de llegar a la carpa y
acomodo su bufanda. Volvió a emprender el viaje dando pasos más calmados y
disimulando su agitación. A dos pasos de entrar en la carpa vio la luz de un
flash pero le restó importancia y termino de ingresar en ella.
….
-¿Y vos por qué estás solo?- Pregunto Scarlett al chico que había
conocido en el concierto.
-Mis amigos prefirieron la montaña rusa – Explicó señalando el armatoste
de hierro que se podía apreciar desde cualquier punto del predio.
Scarlett soltó una risa pero inmediatamente la reprimió. Calum no
entendía por qué, si era mucho más linda que la de Ashton.
Metió un poco más de helado de chocolate con menta en su boca y miró a la chica que caminaba
junto a él.
Todavía estaba sorprendido de lo sencillo que le había resultado
convencerla para que se quedase con un él un rato más luego del concierto. Scarlett
estaba en su misma situación de abandono
durante el show, así que habían decidido hacerse compañía mutua. El espectáculo
había terminado, y ninguno de los dos parecía ansioso de deshacerse del otro.
-Muy buen concierto ¿no?- Comento la morocha de ojos color mar.
-El mejor- Coincidió Calum.
Ambos sonreían mientras caminaban sin rumbo fijo comiendo sus helados.
Él iba a hablar cuando una chica de risos rubios, casi blancos, que caminaba
dando zancadas se cruzó corriendo por delante de ellos. Fueron sólo unos
segundos, pero Calum logró distinguir una
cámara de fotos profesional colgada del cuello de la chica.
-¿Y a esa que le pasa?
Scarlett parecía afectada por el suceso también. Su mirada se había
tornado apagada y sombría- Típico de Summer Aworth, está siempre demasiado
ocupada como para percatarse de lo que sucede a su alrededor-
-¿La conoces? – Inquirió Calum algo confundido
–
-Algo así-
Poco satisfecho con la respuesta decidió
indagar más – ¿A qué te referís con ‘algo’?
La chica negó con la cabeza – No te conozco,
¿por qué debería contarte?-
-Justamente porque no me conoces – Se justificó
Calum, como si hubiera sido la cosa más obvia del mundo – No me conoces,
posiblemente nunca más me vuelvas a ver
y ciertamente no tenemos amigos en común. Si me contaras, ¿a quién
podría decirle?-
Scarlett escudriñó al chico con la mirada. Se
tomó unos minutos para pensar en opciones que le permitieran rebatir su
argumento, pero no encontró ninguna aceptable.
-¿Te robó un novio o algo así?-
La chica por los ojos en blanco – No, no tiene
nada que ver con eso-
-¿Entonces?-
- Ella es la editora del periódico de mi
escuela- Dijo mientras jugaba nerviosamente con sus manos – Es bastante
estúpido en realidad, pero hace tiempo que quiero audicionar para la columna de música – De
pronto sus mejillas se encendieron, Scarlett apartó el rostro – Esto es vergonzoso,
perdón, debes pensar que soy una estúpida-
Calum se acercó a ella y tomó sus nerviosas
manos – No pienso eso, en realidad creo que es muy tierno-
Ella lanzó una carcajada irónica – Sos un
pésimo mentiroso-
-Es en serio – Se defendió él – Deberías
audicionar, estoy seguro de que sos una estupenda escritora-
-¿Te funciona eso de los cumplidos con las
chicas?-
Calum acercó más su rostro – No sé, ¿está
funcionando ahora?
-Es tarde- Dijo automáticamente Scarlett al
mismo tiempo que se alejaba del chico- Tengo que volver a casa.
-Te llevo.
-No, está bien gracias- Dijo la morocha. Luego
emprendió el camino apresuradamente en la misma dirección en la que,
anteriormente se había dirigido la chica de los rizos. Rápidamente su figura de perdió en la noche sin
darle a Calum la oportunidad de insistir
o preguntar por qué.
Wooow!
ResponderBorrarMe encanta! Espero que podais seguir pronto, me gusta mucho! :)
Primer comentario ^-^