sábado, 4 de enero de 2014

Capítulo 7

-¿Encontraron lo que buscaban? ¿Quieren que las ayude?- Leah Aworth se acercó hacia donde se encontraban las mujeres Bright.
Cassie abrió la boca para contestar pero su hermana no se lo permitió.
-No, está resuelto, gracias- Mia apareció desde detrás de una de las estanterías llenas de libros. Había estado buscando un libro de medicina que recordaba haber leído cuando todavía estaba en el secundario. Parecía que le sería útil para la universidad.
Cassie, Mia y la señora Bright siguieron a Leah hasta escritorio de madera sobre el cual descansaba una computadora y un gran libro de gruesas paginas. En el mismo constaban todas las salidas y entradas de los miles de libros de la biblioteca.
-¿Cómo está tu mamá querida? ¿Siegue pintando?- Preguntó la Señora Bright a Leah que anotaba los datos del tomo de medicina en el gran libro.
-Sí, hace poco vendió uno de sus cuadros así que está muy contenta- Respondió cordialmente la rubia de rizos que llevaba un pañuelo atado en su cabeza. Era muy parecida a su hermana Summer, pensó Cassie.
-Ya volvió Summer de Nueva York ¿No?- Interfirió.
-Sí, ayer. Estaba muy cansada, ella y Olivia tuvieron muchas horas de vuelo.
 Cassie asintió sonriendo, le caía bien Leah. Tenía la misma edad que su hermana y habían ido al instituto, pero Leah era muy diferente a Mia.
-¿Vos no viajaste con ellas?- Se interesó Cassie.
Casi al instante las caras de espanto de su madre y su hermana le dieron a entender que había hablado de más.
Leah negó con la cabeza.
-Summer y Olivia fueron a pasar año nuevo con su padre – Explicó con tono gentil. Luego tomo aire y prosiguió -  El mío murió hace ya mucho.
Cassie, que no se esperaba ese comentario, decidió no hablar más.
-Entonces Leah era su media hermana- Medito la castaña. Había tantas cosas que no sabía de su rubia amiga, en realidad había muchas cosas que no sabía de todas sus nuevas amigas.
….
Abby Digman llegó a Manly Beach junto con sus rubias amigas. The City de Madeon, sonaba por todo el solar que estaba lleno de jóvenes compañeros de Abby de la escuela. La fiesta se realizaba en honor al último fin de semana de vacaciones antes de que comenzaran las clases.
-¡Chicas! ¡Llegaron!- Exclamo Brittany, una de las porristas de la escuela.
-Me encanta la fogata que hicieron- La aduló Nicole como era costumbre.
 Abby puso los ojos en blanco y decidió concentrar su atención en la fogata. Los troncos estaban dispuestos formando una pirámide, listos para ser encendidos. Alrededor otros troncos, más gruesos que los anteriores, rodeaban la pirámide. Ian, un miembro del equipo de rugby de la escuela, jugaba con la antorcha encendida junto con otros jugadores de los cuales pudo reconocer a Ethan, el antiguo novio de Nicole.
-Tierra llamando a Abby- Ashley paso su mano de perfectas uñas pintadas frente a su rostro, desconcentrándola.
Abby dirigió su mirada a hacia ella para demostrarle que la estaba escuchando y espero a que su amiga hablara.
-Con Nicole vamos a buscar algo para tomar, ¿Venís con nosotras?
Abby asintió aun sin hablar,  todavía estaba algo cohibida por su última experiencia en Quaff.  Con pasos lentos siguió a sus amigas
Las tres chicas se acercaron a la mesa de comida que estaba unos metros más alejada de la fogata. Abby se sirvió un poco de Coca-Cola en un vaso de plástico y bebió.
-Sera mejor que nos vayamos sentando- Hablo Nicole sobre la música- Van a encender la fogata.
Abby siguió a sus amigas hasta uno de los troncos y se sentó junto a Ashley y Zack, el medio scrum del equipo de rugby.
Una vez que el fuego estuvo ardiendo frente a ellos, Ian se aclaró la garganta llamando la atención de todos los presentes.
-Esta última noche de las vacaciones  - Empezó a decir con vos solemnemente fingida - Nos reunimos entorno a la hoguera para escuchar una historia, una historia de terror que tuvo lugar en nuestra escuela, el Altlended Norwest Christian College- Paro de hablar para recorrer con la mirada el circulo de jóvenes que contenían el aliento. Esperando a que continuara el relato.
 Abby suspiro, antes de revolear los ojos y refregarse la cara con las manos.
-¿Es que nadie se cansaba de escuchar siempre la misa historia?- Pensó para sí misma.
Cada año, todos los alumnos del ANCC se reunía en la playa, encendía una fogata y se sentaban a su alrededor para contar la misma historia. El mismo accidente. ¡Hasta el relator era el mismo!
-Todo comenzó en el año 1991- Continuó Ian- No hace mucho tiempo, cuando un grupo de alumnos; que habían asistido al baile escolar de primavera, se colaron en el viejo laboratorio de ciencias. Los alumnos, con un grabe estado de alcoholemia, jugaron inconscientemente con sustancias químicas que se encontraban en el lugar.
La luz del fuego iluminaba la cara de Ian tenebrosamente. Abby rezaba porque terminara rápido antes de que le agarrara un ataque de locura y maldijera a Ian por su estúpido cuento.
-Todo parecía normal, una travesura de unos chicos rebeldes. Hasta que una sustancia química muy peligrosa se derramo mezclándose con el fuego del cigarrillo de unos de los chicos. El laboratorio comenzó a incendiarse, envuelto por las llamas. Los chicos quisieron escapar pero el humo los cegaba y la puerta estaba cerrada-
 A pesar de que toda la escuela ya había escuchado sobre el incendio del ’91 todos parecían asustados y se aferraban las manos unos con otros.
De pronto una voz rompió el silencio - ¡Cada año es peor! – Bromeó Josh, otro jugador.
El relator continuó hablando, ignorando por completo los comentarios-La música del baile les impidió a los demás presentes escuchar las agonías y gritos de los jóvenes encerrados. Para cuando los bomberos llegaron, los 5 chicos ya estaban muertos y lo único que quedaba eran las cenizas del antiguo laboratorio de ciencias.
Silencio total.
-Las almas en pena de aquellos cinco jóvenes aun rondan por el antiguo laboratorio incendiado de nuestro colegio, clamando por ayuda. La pregunta es ¿Alguien puede ayudarlos?-
Sin aviso previo alguien derramó agua sobre la fogata, esta se apagó dejando a todos en la penumbra. Cinco siluetas  salieron de detrás de Ian y comenzaron a aproximarse a los espectadores.
Los grititos histéricos de Ashley casi le perforan el tímpano a Abby, por lo que se tapo los oídos y se alejó unos centímetros. Por fin alguien descubrió a los falsos fantasmas. Quienes resultaron en Conor, Ethan, Ron y Louis cubiertos con un par de sábanas.
Abby feliz de que la historia (y la broma) hubieran  terminado se dispuso a levantarse. Pero una mano rodeo su cintura impidiendo que se pusiera de pie.
-Te vas tan rápido hermosa  - Zack susurro en su oído. Su cabello rubio peinado hacia atrás en una especie de jopo ochentero.
Al parecer, en su desesperad intento por alejarse de Ashley había terminado peligrosamente cerca de Zack.  Lo que el chico obviamente había mal interpretado.
-Ni lo sueñes Brown -
-Vamos Abby – Insistió él – Pareces asustada ¿Por qué no vamos a dar una vuelta?
La rubia lo fulminó con la mirada- No estoy asustada –
Sin esperar una respuesta la chica se soltó del agarre de Zack y comenzó a alejarse. Caminó sin rumbo fijo un par de metros. Alejándose de la multitud de adolescentes y adentrándose en un grupo de árboles. Debía de andar con cuidado. Ya estaba anocheciendo y ese sector de las cosas es famoso por su relieve irregular y repentinos riscos.
Estaba ensimismada en sus propios pensamientos cuando sintió ruidos a su espalda. Preocupada volteó, pero no había nada. Escudriñó los árboles con la mirada y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Oyó pasos y cuando alzó la vista, volvió a ver a Zack.
-¿Tan solita?-
Decidida a culminar con la situación lo más rápido posible, Abby usó toda su creatividad para desafiarlo - ¿Por qué no vas con Victoria o Brittany? Ellas seguro quieren tu compañía.
-¿Y quién dijo que vos no querías? – El rubio hizo un nuevo además para tomar a la chica por la cintura.
Ella gritó un tanto histérica - ¡No me toques! -
-Oh, no te hagas la difícil Abby – Dijo él sarcástico- En el fondo, son todas iguales –
- Yo no soy igual que todas- Se defendió la rubia.
-Si, sos igual, Nicole, Ashley, Victoria, Brittany – Su tono de voz iba en aumento y la mirada estaba ensombrecida- ¿Qué te hace pensar que sos especial? -
 - Yo no soy igual que ellas- Repitió. Esta vez Abby quito la mano de Zack que acariciaba su hombro- Y quiero que te alejes de mí.
La rubia comenzó a correr, adentrándose más en el montón de árboles. Sólo cuando sintió que las rodillas le temblaban se dejó caer sobre una piedra.  Secó una lagrima que había escapado de sus ojos y tomo su celular del bolsillo.
-Yo no soy como ellas- Monologó.
Buscó el número de Summer en su lista de contactos y marcó ‘llamar’. La chica de rizos contesto al tercer ring.
-¿Abby? ¿Pasó algo?
- Estoy dentro- Se limitó a decir la chica de ojos claros.
-¿Dentro?
-Quiero trabajar en The Gate.
Leah entrego el libro de medicina a Mia y luego de despedirse, las tres Bright abandonaron Staton Library.
-Tenés que ser más cuidadosa con lo que preguntas Cassie- Regañó a su hija la Señora Bright una vez que estuvieron arriba del auto.
-¿Esa amiga tuya no te dijo nada?- Intervino Mia.
-No, no me lo dijo, y no veo por qué tendría que haberlo hecho- Se defendió la castaña.
Iban atravesando Miller Street y Cassie le dedico una última mirada a Staton Library. Viajaban en el coche de su madre. Mia iba en el asiento del copiloto y Cassie en el trasero, junto a la ventana derecha.
-No sé, esa familia es muy extraña mamá- Continuo Mia- Leah siempre fue ‘rara’-
-Te creo hija- La secundo su madre- Su madre siempre llegaba a las reuniones de la escuela tarde y llena de pintura- La Señora Bright esbozo una expresión de desaprobación.
-A mi Summer me cae bien- Comentó Cassie cansada de escuchar las críticas de su mamá y su hermana- Es muy inteligente y, además es la editora del periódico escolar.
-Leah también lo era, veo que es de familia- Dijo Mia.
-Ese tipo de actividades interfieren con el estudio, supongo que no llegaran a mucho- Opino su madre.
-Summer me dijo que Leah estudia letras en la universidad local y le va muy bien- Trato de defenderlas Cassie.
-¿Letras? ¿Qué clase de carrera es esa?- Pregunto indignada la Señora Bright- Esa es unas de las consecuencias a las que te lleva estar en el periódico.
Mia apoyo la idea de su mamá asintiendo con la cabeza.
-Y a trabajar en una biblioteca pública- Añadió ponzoñosa.
Cassie estaba cansada de escucharlas. No podía creer que tuvieran su misma sangre. Se habían pasado al criticar a Summer y a su familia e iba a tomar medidas al respecto, de hecho ya tenía un plan para atacarlas.
-Bueno, supongo que yo voy a tener el mismo destino entonces- Manifestó.
-¿Qué estás diciendo?- Bufó su madre mientras apretaba el volante con fuerza- Ninguna hija mía va a estudiar letras.
-Supongo que estas equivocada mamá porque yo también estoy en el periódico - Remató la chica de lentes –Y si ese es mi destino lo tomo con gusto
Mia se giró desde el asiento delantero con la mandíbula abierta a más no podar - ¿Perdiste la cabeza? - 
-No hermana, estoy más cuerda que nunca.
Un grito de terror desconcertó a Abby que estaba volviendo a la fiesta. Había hablado con Summer, quién estaba muy contenta de darle la bienvenida al periódico. Además le contó que Cassie la había llamado esa misma tarda aceptando también la oferta. Trabajarían las cuatro juntas y Abby dejaría de sentirse una más de las rubias.
Más gritos retumbaron por la playa pero esta vez de un grupo de gente. Proveían desde el sector contrario en el que se encontraba Abby. La chica corrió siguiendo los gritos.
La escena era extraña. Todos estaban asomados a un acantilado con cara de horror, algunos con sus manos en la boca para ocultar la impresión, otros apoyados en el hombro de algún compañero para evitar caerse, otros, hasta lloraban.
-Que alguien llame al novecientos once- Escuchó que gritaba Ethan, su voz denotaba desesperación.
Abby se acercó lentamente al borde del acantilado y asomo su cabeza.
En una posición imposible de lograr para el cuerpo humano, yacía Zack entre las piedras de la orilla mientras las olas se estrellaban en su cara y lo empapaban.
La rubia no pudo evitar llevar sus manos a la boca.
Brittany gritaba y lloraba arrodillada en el piso mientras su amiga, Victoria, la abrazaba. Los miembros del equipo de Rugby hacían sus mejores esfuerzos por contener las lágrimas.
-¿Qué pasó? – Se preguntó a sí misma con horror la chica - ¿Estaba Zack muerto?
La ambulancia llego junto con el grupo de rescate. Los profesionales apartaron a todos del lugar para poder trabajar y pidieron que alguien llame a los padres del accidentado.
Abby se negó a apartarse demasiado, quería saber más sobre ese extraño hecho. ¿Cómo se había caído? ¿Estaba borracho? Cuando habló con ella una media hora atrás parecía bastante cuerdo. Zack, al igual que la mayoría de sus compañeros, estaba familiarizado con el terreno. ¿Cómo es que no había notado el acantilado? Además, siempre fue reconocido por su habilidad en los deportes, ¿cómo es que de repente se había olvidado de cómo nadar?
Después de un largo trabajo los rescatistas lograron subir el cuerpo. Abby seguía inmóvil en su lugar, observando todo desde una distancia prudente.
El cuerpo de Zack estaba envuelto en una bolsa negra. Lo que les dio a entender que ya no estaba con vida. Los padres del rubio se abrazan, Su madre lloraba desconsoladamente.  Abby se puse de pie para hablar con ellos, tenía que decirles, ¡algo estaba mal!  Mientras se acercaba pudo ver una mano que apenas se asomaba de entre la bolsa. Estaba cubierta de puntitos rojos, como pinchazos de agujas que iban creciendo.

-Sea como sea que Zack Brown murió, no fue accidental- Se dijo a sí misma.

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